Procesos proyectuales en la producción académica
Tratar de definir un proceso proyectual es uno
de los desafíos mas importantes, de hecho, es posible que uno como individuo
nunca defina un proceso en sí como una formula, sino más bien a la hora de
diseñar, sigua un lineamiento general, pero varíe ciertas cuestiones según sea
pertinente. Sin embargo, en muchas de
las cátedras de Arquitectura en la facultad se enseñan procesos como formulas
matemáticas, o lo que es incluso peor, en algunos casos es un misterio, es decir,
no se enseña una forma de proyectar, sino que se espera que el alumno se le
ocurra algo y luego los docentes modifican la producción del alumno con
criterio, o no, de su propia formación sea profesional o académica, y el
resultado final es una producción arquitectónica pero ninguna pedagógica. Está
última forma, la cual tendría que revisarse, no resulta productiva ya que, si
bien puede resultar en aprendizaje para el alumno, si se comienza con un método
que enseñe, o por lo menos trate de enseñar desde el principio del proceso
proyectual, se daría un mayor resultado, quizás no en el producto final, pero
si en los métodos. En definitiva, pueden destacarse de forma global unas tres
formas de pedagogía en la facultad hoy en día. En primer lugar, están las
cátedras que enseñan a proyectar a partir de estrategias, es decir, se hace
hincapié en cuales son estas estrategias, se ponen prioridades, pero se hace un
balance en general. Si una estrategia no es fructífera se reinterpreta y se
revalúa el conjunto de estrategias en sí, pero no se sigue adelante ya que
ninguna decisión es inamovible sobre todo si no es beneficiosa para el resto de
las estrategias o el proyecto en sí. En segundo lugar, está la de la idea
rectora, en la cual esta idea, que puede salir desde copiar la premisa de un
referente de forma arbitraria, o puede ser impuesta por la cátedra en sí, debe
ser respetada a toda costa, aunque ponga en juego la integridad funcional o
programática del proyecto. Por último, en tercer lugar, está la forma
mencionada anteriormente en la cual no hay claridad, y se espera que alumno
sepa o tenga un preconcepto sobre los procesos proyectuales, incluso en algunas
cátedras se les piden a los alumnos de primer año que proyecten programas
complejos para los cuales claramente no tienen experiencia y sin embargo esto
tampoco se tiene en cuenta y son juzgados duramente por los docentes. Lo que
termina sucediendo es que cada uno trata de mantener un rol para los cuales no
están capacitados, ni el alumno tiene la capacidad de proyectar como un
arquitecto ni el docente tiene la capacidad de juzgar como un crítico aclamado
de la arquitectura. De las tres formas, está ultima no merece ni la pena
revisarse, no puede considerarse ninguna mejora que haga aceptable esa forma
pedagógica.
El modelo proyectual, como bien define Luis Del
Valle “posee una estructura jerárquica y vertical […]hay decisiones que son principales y otras que
resultan de menor jerarquía, las cuales deben acompañar, responder o reafirmar
a las primeras […] Una de las formas canónicas del modelo proyectual
en nuestro medio ha sido la denominada arquitectura diagramática o de partido”. Teniendo en cuenta en rasgos
generales como funciona la arquitectura de partido, es claro en donde se
encuentra la falencia de este sistema. Al ser dogmática la idea rectora, si
esta genera problemas en si para lo proyectado en vez de modificar la idea
principal se buscan soluciones para estos problemas, y en definitiva estamos
buscando soluciones para problemas autoimpuestos, cuando tendríamos que ver que
manera evitar estos problemas desde un principio. Pero claro, si tenemos una
idea rígida e inalterable como eje de nuestro proyecto estamos de alguna forma
condicionando nuestro resultado a la propia habilidad resolutiva y no a la
destreza de generar buena arquitectura. Esto no quiera decir que se haya
generado buena arquitectura, en todos los aspectos, a partir de una idea
rectora, sino que solamente se destaca la dificultad del modelo proyectual,
sobre todo a diferencia de lo que Luis Del valle llama a los “procesos regulables”. Por contraste Del valle define a
los procesos regulables como “conjunto de reglas que
aseguran una decisión óptima en cada momento. Si los modelos presentan una
estructura jerárquica vertical, las estrategias configuran una organización en
horizontal. En ellas las diferentes decisiones se encuentran en un mismo plano
de igualdad, lo mismo que los diversos factores y elementos que hacen al
proceso proyectual.” Sin embargo, resulta trabajoso no tener prioridad
dentro de las estrategias elegidas para el proyecto, aunque no se defina un
orden jerárquico, inconscientemente se toman decisiones en relación a las
distintas estrategias en las cuales cierta decisión puede tener jerarquía sobre
otra. Lo que diferencia del modelo proyectual en primer lugar es el hecho de
que todo el proceso no se basa en respetar una idea o estrategia hegemónica, y
en segundo lugar si una estrategia es negativa para el conjunto en vez de
buscar una nueva estrategia para cubrir las falencias de la anterior se cambia
la original. El problema del modelo proyectual también consiste en creer que si
se modifica la idea rectora se pierde el carácter o la identidad de lo
proyectado, cuando quizás si se usara el proceso proyectual en el cual no hay
una clara idea rectora, se gana una identidad o carácter propio e incluso más
genuino ya que nació de una búsqueda sincera por la mejor arquitectura posible.
Podría decirse que de estos dos procesos
proyectuales uno está asociado en mayor medida con la modernidad, y el otro con
lo contemporáneo y está idea del cambio del paradigma, si bien todavía no está
claro cuál sería este. Si bien puede discutirse que se engloba un paradigma con
relación a lo sustentable y la eco arquitectura, este sería más bien un
paradigma aplicado a las ideas o estrategias a tomar en cuenta a la hora de
proyectar y no al del proceso proyectual en sí. Si tomamos como idea rectora el
hecho de realizar una arquitectura sustentable o ecológica, y esto perjudica a
los demás aspectos de la arquitectura ¿se esta cambiando de paradigma o
solamente se esta actualizando la idea rectora del proyecto por una más a fin a
las épocas actuales? ¿de que sirve tener un edificio eco-sustentable si no
cumple su función correctamente? Incluso, si está mal ejecutado o diseñado un
edificio eco-sustentable y se precisa rediseñar, reacomodar o incluso rehacer
el proyecto puede resultar más dañino que si se hubiera hecho desde un
principio sin la idea rectora de la sustentabilidad.
Personalmente, en lo experimentado en el último
nivel cursado, arquitectura 4, se trató de llevar a cabo un proceso regulable.
El proyecto consistía en el diseño de un Centro de Gestión Pública en el barrio
de mataderos.