lunes, 20 de agosto de 2018

Crítica sobre las catedras de diseño de la FADU


Procesos proyectuales en la producción académica

Tratar de definir un proceso proyectual es uno de los desafíos mas importantes, de hecho, es posible que uno como individuo nunca defina un proceso en sí como una formula, sino más bien a la hora de diseñar, sigua un lineamiento general, pero varíe ciertas cuestiones según sea pertinente.  Sin embargo, en muchas de las cátedras de Arquitectura en la facultad se enseñan procesos como formulas matemáticas, o lo que es incluso peor, en algunos casos es un misterio, es decir, no se enseña una forma de proyectar, sino que se espera que el alumno se le ocurra algo y luego los docentes modifican la producción del alumno con criterio, o no, de su propia formación sea profesional o académica, y el resultado final es una producción arquitectónica pero ninguna pedagógica. Está última forma, la cual tendría que revisarse, no resulta productiva ya que, si bien puede resultar en aprendizaje para el alumno, si se comienza con un método que enseñe, o por lo menos trate de enseñar desde el principio del proceso proyectual, se daría un mayor resultado, quizás no en el producto final, pero si en los métodos. En definitiva, pueden destacarse de forma global unas tres formas de pedagogía en la facultad hoy en día. En primer lugar, están las cátedras que enseñan a proyectar a partir de estrategias, es decir, se hace hincapié en cuales son estas estrategias, se ponen prioridades, pero se hace un balance en general. Si una estrategia no es fructífera se reinterpreta y se revalúa el conjunto de estrategias en sí, pero no se sigue adelante ya que ninguna decisión es inamovible sobre todo si no es beneficiosa para el resto de las estrategias o el proyecto en sí. En segundo lugar, está la de la idea rectora, en la cual esta idea, que puede salir desde copiar la premisa de un referente de forma arbitraria, o puede ser impuesta por la cátedra en sí, debe ser respetada a toda costa, aunque ponga en juego la integridad funcional o programática del proyecto. Por último, en tercer lugar, está la forma mencionada anteriormente en la cual no hay claridad, y se espera que alumno sepa o tenga un preconcepto sobre los procesos proyectuales, incluso en algunas cátedras se les piden a los alumnos de primer año que proyecten programas complejos para los cuales claramente no tienen experiencia y sin embargo esto tampoco se tiene en cuenta y son juzgados duramente por los docentes. Lo que termina sucediendo es que cada uno trata de mantener un rol para los cuales no están capacitados, ni el alumno tiene la capacidad de proyectar como un arquitecto ni el docente tiene la capacidad de juzgar como un crítico aclamado de la arquitectura. De las tres formas, está ultima no merece ni la pena revisarse, no puede considerarse ninguna mejora que haga aceptable esa forma pedagógica.

El modelo proyectual, como bien define Luis Del Valle “posee una estructura jerárquica y vertical […]hay decisiones que son principales y otras que resultan de menor jerarquía, las cuales deben acompañar, responder o reafirmar a las primeras […] Una de las formas canónicas del modelo proyectual en nuestro medio ha sido la denominada arquitectura diagramática o de partido”. Teniendo en cuenta en rasgos generales como funciona la arquitectura de partido, es claro en donde se encuentra la falencia de este sistema. Al ser dogmática la idea rectora, si esta genera problemas en si para lo proyectado en vez de modificar la idea principal se buscan soluciones para estos problemas, y en definitiva estamos buscando soluciones para problemas autoimpuestos, cuando tendríamos que ver que manera evitar estos problemas desde un principio. Pero claro, si tenemos una idea rígida e inalterable como eje de nuestro proyecto estamos de alguna forma condicionando nuestro resultado a la propia habilidad resolutiva y no a la destreza de generar buena arquitectura. Esto no quiera decir que se haya generado buena arquitectura, en todos los aspectos, a partir de una idea rectora, sino que solamente se destaca la dificultad del modelo proyectual, sobre todo a diferencia de lo que Luis Del valle llama a los “procesos regulables”. Por contraste Del valle define a los procesos regulables como “conjunto de reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento. Si los modelos presentan una estructura jerárquica vertical, las estrategias configuran una organización en horizontal. En ellas las diferentes decisiones se encuentran en un mismo plano de igualdad, lo mismo que los diversos factores y elementos que hacen al proceso proyectual.” Sin embargo, resulta trabajoso no tener prioridad dentro de las estrategias elegidas para el proyecto, aunque no se defina un orden jerárquico, inconscientemente se toman decisiones en relación a las distintas estrategias en las cuales cierta decisión puede tener jerarquía sobre otra. Lo que diferencia del modelo proyectual en primer lugar es el hecho de que todo el proceso no se basa en respetar una idea o estrategia hegemónica, y en segundo lugar si una estrategia es negativa para el conjunto en vez de buscar una nueva estrategia para cubrir las falencias de la anterior se cambia la original. El problema del modelo proyectual también consiste en creer que si se modifica la idea rectora se pierde el carácter o la identidad de lo proyectado, cuando quizás si se usara el proceso proyectual en el cual no hay una clara idea rectora, se gana una identidad o carácter propio e incluso más genuino ya que nació de una búsqueda sincera por la mejor arquitectura posible.

Podría decirse que de estos dos procesos proyectuales uno está asociado en mayor medida con la modernidad, y el otro con lo contemporáneo y está idea del cambio del paradigma, si bien todavía no está claro cuál sería este. Si bien puede discutirse que se engloba un paradigma con relación a lo sustentable y la eco arquitectura, este sería más bien un paradigma aplicado a las ideas o estrategias a tomar en cuenta a la hora de proyectar y no al del proceso proyectual en sí. Si tomamos como idea rectora el hecho de realizar una arquitectura sustentable o ecológica, y esto perjudica a los demás aspectos de la arquitectura ¿se esta cambiando de paradigma o solamente se esta actualizando la idea rectora del proyecto por una más a fin a las épocas actuales? ¿de que sirve tener un edificio eco-sustentable si no cumple su función correctamente? Incluso, si está mal ejecutado o diseñado un edificio eco-sustentable y se precisa rediseñar, reacomodar o incluso rehacer el proyecto puede resultar más dañino que si se hubiera hecho desde un principio sin la idea rectora de la sustentabilidad.

Personalmente, en lo experimentado en el último nivel cursado, arquitectura 4, se trató de llevar a cabo un proceso regulable. El proyecto consistía en el diseño de un Centro de Gestión Pública en el barrio de mataderos.